Decálogo del Ser Divino

Ya llevas un tiempo notándote diferente, como si fueras otra persona y, además, te sientes bien, muy bien. La gente te certifica con sus comentarios que has cambiado, que no eres el de antes, y tu vida se ha convertido en la maravilla de las maravillas. Hay personas que ya no están en ella y con otras mantienes una relación totalmente diferente, más llena de unión y amor. Vas por la vida sintiendo que todo está a tu favor, que todo cuanto vives es para tu mayor crecimiento personal y cada día esta sensación se vuelve más intensa.
El gran cambio lo notas en tu interior, en la alegría que rebosas y en la intensidad de los pensamientos que te llegan, totalmente diferente a los de antes. No meten ruido, no te impelen a hacer cosas, a reaccionar ante lo que imaginas, como antaño. Además, no puedes dejar de ver la enorme diferencia que existe entre lo que creías ser antes y lo que sientes eres ahora. De vez en cuando caes un poco por debajo de tu nivel de felicidad, en intervalos de tiempo más cortos y espaciados cada vez, pero enseguida recibes en tu interior la respuesta a ese lapso de descenso vibracional, generalmente por haberte enganchado con el ego. Haces algún ejercicio de los que ya conoces o alguno que has inventado y pronto estás otra vez en tu maravillosa y feliz vida interior llena de paz, poder, amor y alegría.

Igual no te lo crees del todo, pero ya eres un auténtico Ser Divino: un ser que vive para amar incondicionalmente a Todo lo que Es, siendo consciente de ello. Te sientes llevado, amado y protegido por esa energía poderosa y serena que notas vibrar en tu interior. Una energía que percibes inunda todo cuanto tiene consistencia física en este mundo.
El trabajo que llevas realizado, con esfuerzo al principio y goce al final, ha germinado en la maravillosa planta que brota de la fértil tierra del amor que has regado con toda tu concentración durante este tiempo. Y ahora su colorido, belleza y fragancia deslumbran a todos aquellos que se acercan a ella. Esa planta eres tú: eres un Ser de amor, hermano/a.

Tras esta breve introducción, empezamos un último trabajo de pulido y abrillantado final, en el que colocarás unos quitamiedos que impedirán te salgas del camino de crecimiento espiritual emprendido. Son unos principios conocidos por haber formado parte de tu labor interior, y ahora llenarán todos los rincones de tu ser para llevarte en piloto automático por esa autopista del amor por la que viajas desde hace un tiempo.

 

DECÁLOGO DEL SER DIVINO

Un Ser Divino:

1º- Cuando interactúa con el mundo de la forma, tiene toda su atención dirigida al momento presente, sin perderse en divagaciones. En su tiempo de asueto personal la enfoca permanentemente a sentir su vibración o ejercitar su interior. No elucubra, no evoca, no anticipa. Siempre está alerta y relajado, trabajando la concentración, y así no se deja llevar por la ilusión mental.

2º- Aporta a la situación que vive todo el discernimiento posible y la interpreta en clave de crecimiento personal. Para ello, presta la máxima atención a lo que experimenta, fijándose en la inspiración que emerge de su interior. De esta manera aprende y crece en conocimiento.

3º- Sólo percibe la belleza interior de las personas con las que se interrelaciona y únicamente pronuncia palabras inspiradoras. Es un foco de elevación permanente en este planeta.

4º – Se ejercita físicamente con regularidad. Cuida su cuerpo, su alimentación y su descanso, evitando los excesos de cualquier clase. Así convierte su cuerpo en el mayor aliado para su progresión espiritual.

5º- Descansa en el agradecimiento constante a la vida, vibrando en la paz y el silencio interior por la ausencia de reacción ante lo que vive.

6º- Sólo busca cumplir el anhelo de su corazón: materializar la misión de la Unidad. Todo lo demás no pertenece a su mundo, focalizando así toda su energía en la expresión de su talento creador.

 

NOTAS FINALES Y… DESPEDIDA

1.- ¿Cómo puedes incorporar estos principios a tu vida diaria? Trabaja con ellos como te brote: puedes enfocarte en un precepto cada día o aprendértelos de memoria o leerlos cuando te apetezca. Paulatinamente irán fijándose en tu interior y ahí los dejas. Al poco, notarás cómo estos mandatos crean un pasillo de luz en tu consciencia, impidiéndote salir de él y perderte en la ilusión. Así vivirás en el crecimiento consciente y constante.

2.- El punto 6º parece oponerse al 1º, ya que si tienes un objetivo es porque el ego así te lo ha señalado. Y, efectivamente, ese objetivo, ese sueño de tu corazón, es para lo que vas a utilizar la mente. Esta es la única creencia mental que mantendrás a partir de ahora: soy un Ser Divino. Y esta idea conlleva ser coherente con ella, poniendo todo tu ser al servicio de la expresión del talento que palpita en tu interior y que no te pertenece: es de la Unidad manifestándolo a través de ti.
Por otra parte, el hecho de enfocar tu atención en tu anhelo más íntimo, en realidad, es ejercitar tu interior por estar trabajando tu capacidad de concentración, al dirigir conscientemente tu atención a la intención de dar al mundo el don que rebosa en ti. El cómo hacerlo te lo irá indicando la Unidad en ese continuo dejarte llevar por Ella.

Gracias, hermano/a, por permitirme acompañarte en tu intención de crecer en este viaje de descubrimiento interior. Hay un aforismo que dice: «Si quieres ir rápido, camina solo; si quieres llegar lejos, camina acompañado», y los dos hemos llegado lo más lejos posible. Ahora es el momento de separarnos y que la Unidad siga guiando nuestros pasos.
Si hay algo que no te ha quedado claro de lo que llevas leído o tienes dificultades con alguna práctica o estás agobiado porque no te notas avanzar (ego rondando), tranquilo/a, mándame un correo y lo hablamos.
Un fuerte abrazo, caminante.
Nos vemos por este maravilloso planeta y… ¡sigue dándole caña!

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